Vivir sin culpa, haciéndote responsable de (casi) todo

Vivir sin culpa, haciéndote responsable de (casi) todo

Vivir sin culpa, haciéndote responsable de (casi) todo o cómo ponerte en el camino de la remisión de tus problemas de tiroides.  

La culpa es una carga muy pesada. Nuestra sociedad occidental la ha incentivado para mantener los mecanismos de control sobre la mayoría de las personas, así como el poder en beneficio de una élite. No es este el lugar para hacer análisis sociológicos, porque no es mi especialidad, pero quiero que tengas en cuenta que sentirte culpable es un mecanismo que tienes aprendido desde muy pequeña. Y que afecta mucho a tu relación con tu cuerpo y tu salud.

Mi experiencia con la responsabilización de mi salud (a la vez que aprendiendo a vivir sin culpa)

Durante años he creído que mi salud era algo ajeno a mí, algo que ocurría por equis factores externos, y que alguien externo debía controlar. Mi visión era parecida a la de una niña. Como cuando vas al colegio y tienes que hacer exámenes, pero sin que el resultado dependiera de mí.

En este contexto era muy fácil enfadarme con los médicos, nutricionistas o demás personal sanitario porque ellos no me encontraban la solución. O bien resignarme a estar mal —la frase famosa que tantas veces me dijeron en consulta: «Tus analíticas están bien; por lo tanto, tú tienes que estar bien. Tus malestares no son por el hipotiroidismo»— y sentirme afortunada dentro de lo malo: «Tienes suerte de que esta es una enfermedad muy fácil; todo queda controlado cuando te tomas la medicación».

A estas alturas, si llevas un tiempo siguiéndome, ya sabrás que ni la medicación es una panacea, ni tu salud es responsabilidad de otros, ni tú tienes la culpa de haber terminado sufriendo esta enfermedad. Las enfermedades autoinmunes tienen un componente genético: se calcula que el peso de los genes es de un 25 % a un 35 %. La mayoría de los factores que hacen que acabes detonándola y progresando son debidos al estilo de vida: entre un 65 % y un 75 %. Por lo tanto, no debes sentirte culpable de tener esta enfermedad, aunque sí que eres en gran parte responsable de cómo evolucionará.

Sé que esta última frase te puede haber caído como una losa enorme. Nos ocurre a muchas personas cuando nos damos cuenta de ello. Si lo miras bien, en el fondo es una gran oportunidad, ya que te confiere un poder muy grande para mejorar por ti misma.

¿Y si te dijera que no tienes la culpa de nada de esto?

No eres culpable de:

  • tu sobrepeso;
  • sentirte agotada;
  • tu esterilidad;
  • tus desajustes menstruales;
  • tu caída del cabello;
  • tu piel reseca;
  • tu falta de deseo sexual;
  • tus problemas de concentración;
  • tu niebla mental;
  • tus dolores articulares o musculares;
  • tus malestares intestinales.

Tampoco es culpa tuya la situación generalizada en la atención a las pacientes con hipotiroidismo

No debes sentirte culpable (aunque lo intenten) por:

  • el ninguneo generalizado que recibimos las personas con hipotiroidismo cuando nos quejamos de nuestros síntomas;
  • el menosprecio al sufrimiento, en gran parte evitable, que se nos hace desde el sistema convencional de salud;
  • la desactualización imperante que está presente en gran parte del sistema de salud respecto a los valores analíticos;
  • el desconocimiento en la mayoría de la práctica clínica sobre los niveles óptimos de T3L y la necesidad de monitorizarlos para valorar el grado de hipotiroidismo tisular que sentimos;
  • el poquísimo tiempo del que disponen los médicos para revisar nuestros casos;
  • la falta de conocimiento del rol que desempeñan los autoanticuerpos (anti-TPO y anti-TG) sobre la progresión de la tiroiditis (también sobre otros órganos distintos a la tiroides);
  • que el sistema de educación en el campo de la salud sea farmacocentrista por los intereses enormes de las grandes industrias (alimentaria y farmacéutica);
  • el desconocimiento, por parte de muchos profesionales de la salud, de la importancia crucial del estilo de vida para acompañar la mejoría del problema de fondo: la inflamación crónica;
  • la ignorancia respecto a lo importante que es adoptar un estilo de vida saludable, tanto en la evolución del propio hipotiroidismo como en la progresión hacia otras enfermedades autoinmunes.

No, no eres culpable de todo lo anterior, pero conocerlo te dará mucho poder sobre tu salud. 

Una vez eres consciente de que todo lo anterior no es culpa tuya, entra en juego tu responsabilidad.

Tú decides:

  • empezar a cuidarte;
  • decir no a aquello que sabes que te provoca un nudo en la garganta;
  • reservarte cada día un ratito para ti, para aprender sobre tu enfermedad y tomar decisiones sobre los pasos a seguir;
  • priorizarte, escogerte a ti primero, porque cuando tú estás bien, todo tu entorno lo está;
  • darte cuenta de que la responsabilidad última sobre tu salud está en tus manos.

A continuación, te comparto mis lecciones aprendidas sobre cómo vivir sin culpa de una forma responsable.

Vivir sin culpa, haciéndote responsable de (casi) todo

Lecciones aprendidas para vivir sin culpa: 

  1. Nunca eres demasiado mayor ni demasiado cobarde para empezar de nuevo con las manos vacías. 

¿Qué significaría para ti empezar de nuevo? ¿Darte una nueva oportunidad?

Lo que signifique para ti dependerá del punto en el que te encuentres y el punto al que ansías llegar.

Sé gentil contigo misma de acuerdo con tus posibilidades.

Ahora imagina si por un momento tuvieras energía, inspiración y medios, ¿cómo sería tu vida? Visualízalo con todo lujo de detalles, desde que te levantas hasta que te acuestas.

  1. La forma como me relaciono conmigo misma marca cómo vivo  y cómo influyo en la de los demás (vivir sin culpa con una misma). 

En el ejercicio anterior, ¿te has imaginado viviendo de una determinada forma con respecto a los demás?

Muchas veces ocurre, porque nos han enseñado a centrarnos en lo que ocurre fuera.

  • ¿Qué pasaría si te relacionaras contigo poniéndote en primer lugar?
  • ¿Qué relación te gustaría cultivar contigo misma?
  • ¿Le das tiempo de calidad a dicha relación?
  • ¿Desde qué estado de ánimo incorporarías los autocuidados en tu día a día?

Te doy algunas ideas de lo que me viene a la cabeza cuando te hablo de autocuidados:

  • tiempo a solas para sentir cómo habito el silencio de mi cuerpo. En este ejercicio me acompaña mucho la atención plena a mi respiración
  • tiempo para entrenar cada día
  • tiempo para hablar con mi familia, amistades y pareja sin pantallas de por medio
  • tiempo para cultivar mi creatividad escribiendo
  • tiempo para descansar veinte minutos a mediodía al sol y una siesta corta después de comer
  • tiempo para dar un paseo por la tarde sin necesidad de ir a comprar nada
  • tiempo para procurarme buenos alimentos y cocinarme rico
  • tiempo para dormir
  • tiempo para leer y agradecer
  • tiempo para adentrarme en la naturaleza de forma periódica (baños de bosque).

Y ahora, tu decides, si estás en ese momento de seguir aprendiendo paso a paso qué puedes hacer para mejorar, estás invitadas a nuestras Masterclasses gratis aquí

 

 

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